El ex comandante del Ejército, Mario Montoya, detrás de la masacre de San José de Apartadó
Annalisa Melandri, Rebelión
Martes 23 de marzo de 2010
Tres oficiales colombianos han
acusado al general en retiro Mario Montoya, ex comandante del
Ejército y hoy embajador de Colombia en República
Dominicana, de haber participado en la planificación de la
Operación Fénix, conducida en la región de
Urabá y culminada con la que se conoce como Masacre de San
José de Apartadó.
Exactamente hace cinco años, el 21 de febrero de 2005, en San
José de Apartadó, ocho personas pertenecientes a la local
Comunidad de Paz fueron brutalmente asesinadas. Cinco adultos y tres
niños, Natalia y Santiago Muñoz, respectivamente de 6
años y 18 meses y Deiner Guerra de 10 años, fueron
degollados con machetes después de haber asistido al homicidio
de sus padres. Deiner era hijo de Luis Eduardo Guerra Guerra, el
más importante líder de la comunidad, asesinado
bárbaramente aquel mismo día.
Según la confesión de los tres oficiales del
Ejército, presentada durante el juicio que justo en estos
días ve implicados a 10 militares por responsabilidades directas
en la masacre, habría sido el propio Montoya, a la época
comandante de la Primera División, el encargado de enviar la
autorización a la Brigada XVII de valerse de guías
paramilitares, unos 60 hombres, para la exploración de la zona.
Todos, desde los primeros días siguientes al hecho, desde el
mismo Presidente de la República hasta el último
funcionario, hicieron su parte para garantizar la impunidad de los
militares implicados en la matanza y para desviar las investigacciones.
Aunque ya el día siguiente el sacerdote jesuita Javier Giraldo y
los miembros de la Comunidad de Paz habían denunciado las
responsabilidades del Ejército y de un grupo de paramilitares,
el mismo presidente Álvaro Uribe inculpó
públicamente a la guerrilla de las FARC. También fue
negada la presencia de tropas del Ejército en la misma zona el
día 21 de febrero, presentando mapas y documentos militares
sucesivamente demostrados como falsos. El proceso a los diez militares
implicados ha corrido riesgo de cancelación por vencimiento de
términos, en cuanto que las audiencias se han tenido con algunos
meses de retraso por la desaparición de unos documentos
relativos a las pruebas contra los militares en la Fiscalía
Nacional de Medellín dónde estaban custodiados.
Fue justo el paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias "Don
Berna" quien dio inicio al juicio confesando, en mayo del 2008, que su
grupo "Bloque Héroes de Tolová" junto a militares de la
XVII Brigada del ejército colombiano habían realizado la
masacre en San José de Apartadó.
Confesión avalada por otra que fue presentada tres días
después por el capitán en retiro Guillermo Armando
Gordillo Sánchez, detenido en noviembre del 2007, quien ha
admitido su participación a la operación Fénix.
Mario Montoya, después de los hechos de San José de
Apartadó fue nombrado comandante del Ejército de Colombia
y el paramilitar "Don Berna" y "Salvador Mancuso" fueron extraditados
por Uribe a los Estados Unidos por temor a ulteriores revelaciones.
Ahora, después de que Montoya ha entregado recientemente su
renuncia por el escándalo de los "falsos positivos", (más
de 2000 jóvenes asesinados por militares y presentados como
guerrilleros caidos en combate), y después de su
"promoción" como embajador en República Dominicana, la
ulterior confesión de otro paramilitar, Daniel Rendón
Herrera, alias "Don Mario", ante la Unidad de Justicia y Paz (el
programa de desmovilización de los paramilitares), agrava
ulteriormente su posición. "Don Mario" acusa el ex general de
haber recibido 1.500 millones de pesos de Miguel Arroyave, dinero que
le fue entregado para conseguir, en la guerra contra otro grupo
paramilitar, el apoyo del Ejército al Bloque Centauros al que
él pertenecía.
"El general Mario Montoya, gran general, ejemplo de eficacia, un hombre
espontáneo, que no tiene nada escondido, que todo lo que piensa
y cree, lo dice, con la espontaneidad que lo caracteriza, hombre de
iniciativa, presentó renuncia, sin que nadie le hubiera pedido
esa renuncia... General, no renuncie, estas dificultades, lo bueno es
que todo esto se está haciendo público, ha sido la norma
del Gobierno desde el principio: que nada de esto permanezca oculto. No
renuncie, mi general, esto lo superamos”.
Ésta fue la defensa pública del general Montoya de parte
del presidente de la República Álvaro Uribe, que es
también Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de Colombia.
Los familiares de las víctimas de San José de
Apartadó han pedido la inmediata orden de captura para Mario
Montoya, "ejemplo de eficacia y hombre que no tiene nada escondido".
Probablemente muy pronto él será obligado a renunciar a
su cargo cómo diplomático y a volver a Colombia para
responder a estas graves acusaciones.
Son las extrañas paradojas colombianas. La justicia a veces
funciona y eminentes delincuentes políticos y militares tarde o
temprano caen en sus redes. Por medio de la prensa nacional se develan
sus crímenes y sus vínculos con el paramilitarismo. La
prensa es casi enteramente de propiedad de la oligarquía
colombiana representada en este caso por la familia Santos, la misma a
la que pertenecen el vicepresidente de la República, (acusado
por Salvatore Mancuso de estar vinculado con el paramilitarismo) y el
ex ministro de la Defensa Juan Manuel Santos. Los eminentes
delincuentes, vinculados de diversas maneras a los paramilitares muchas
veces quedan presos y recordamos el caso del ex jefe del DAS, (la
inteligencia colombiana), Jorge Noguera Cote, también ex
cónsul en Milán, acusado de haber entregado la estructura
del DAS a los paramilitares, a quienes presentaba listas de personas
incómodas que tenían que ser eliminadas.
Algunas veces, antes de que se inicien formalmente los juicios contra
estos para-paramilitares, ellos son promovidos con cargos
diplomáticos, consulados y embajadas en varios lugares del
mundo, algunos considerados "estratégicos" por los servicios de
seguridad colombianos.
El mismo Montoya fue enviado a República Dominicana a reemplazar
a Juan José Chaux, detenido en mayo 2009 en el aeropuerto de
Bogotá con la acusación que se había encontrado en
más de una ocasión con algunos de los más
importantes jefes paramilitares colombianos. Éste probablemente
no fue el único objetivo de la designación de Montoya en
la embajada en Santo Domingo. En República Dominicana la
inteligencia colombiana, junto a la CIA y la inteligencia
israelí, ha intentado al menos dos veces organizar planes para
atentar contra la vida del dirigente comunista dominicano Narciso Isa
Conde, siempre solidario con los diferentes formas de lucha de
liberación del pueblo colombiano y fuertemente crítico
del gobierno de Uribe, quien lo ha acusado públicamente en
varias ocasiones de ser "un terrorista". Pero todavía hay
más ...
La República Dominicana se está volviendo en estos
últimos años el paso caribeño de todo el
tráfico de estupefacientes procedentes de Colombia, un
narco-estado en donde la corrupción, justo como en Colombia,
impera en las estructuras políticas y entre las altas cumbres
militares del país, que quedan impunes a pesar de algunos
escándalos recientes que han visto militares involucrados en
asuntos de narcotráfico junto a criminales colombianos. Existen
vínculos criminales entre hombres de la inteligencia colombiana,
militares y generales dominicanos, (unos de ellos pertenecientes a la
Dirección Nacional de Control de Drogas y a la Marina de Guerra)
y el mismo general Montoya.
Volviendo a Colombia, extrañas paradojas, decíamos. Todos
saben todo, las noticias son de dominio público por lo menos al
interior del país y algun criminal a veces queda preso. Listas
de hombres para destrozar con motosierras, jueces poco maleables
obligados a renunciar, paramilitares utilizados como guías
turísticas en matanzas del horror, soldados borrachos jugando a
fútbol con las cabezas de los campesinos... pero el Maestro
Uribe, el titiritero, el mandante, queda todavía impune,
más bien se hace reelegir, fraudulentamente, y piensa
cómo hacerlo por tercera vez... Por el bien de todos los
colombianos, no lo logró.
Y se obstinan en llamarla democracia...
Cooperación
World Coalition Against Torturers (WCAT)
International Rehabilitation Council for Torture Victims (IRCT)
Direccion del proyecto
Bianca Schmolze
Bianca Schmolze es administradora de empresas diplomada
y trabaja desde el ano 2002 en la Ayuda Medica para Refugiados. Despues
de ser responsable para la buzqueda de fondos ella esta la responsable
de la campana "Justicia es salud" desde 2004. Ademas tiene un mandato
del concejalía municipal de Bochum.
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Fax: +49-(0)234-9041381
(Martes y jueves)
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