5.7.2009, Honduras, Premio Nobel de la Paz Perez Esquivel sobre el golpe en Honduras
Adolfo Pérez Esquivel
El gobierno de facto en Honduras, busca justificar lo injustificable al
detener y expulsar del país al Presidente Manuel Zelaya. Vuelvo
a insistir en que, no podrían dar el golpe de Estado sin el
consentimiento del Pentágono y la CIA, que actúan
más allá del Presidente Barack Obama.
Acabo de recibir noticias desde Honduras de periodistas y dirigentes
sociales que han logrado ocultarse para evitar la represión y
poder continuar informando sobre lo que ocurre en el país. Los
dictadores han impuesto la censura a todos los medios y han secuestrado
equipos y apresado a periodistas; continúan los allanamientos
por fuerzas armadas, en viviendas y lugares considerados opositores
violando los derechos humanos.
El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza no obtuvo
los resultados esperados en su viaje a Tegucigalpa y han aplicado
sanciones a Honduras.
Los dictadores no quisieron escuchar la voz de los presidentes que
reclaman la restitución en el gobierno del presidente Manuel
Zelaya; por el contrario, han endurecido su posición amenazando
ponerlo preso si regresa al país. Han desatado una fuerte
represión contra las marchas en apoyo al regreso del Presidente,
provocando cientos de heridos y detenidos. El gobierno de facto es
responsable por la vida y seguridad y de lo que pueda ocurrir al
Presidente Zelaya y a la población.
Se agudiza la preocupación cuando vemos que el Presidente Obama,
asumió posiciones débiles para defender la democracia en
Honduras, mientras los mandatarios latinoamericanos en la OEA,
pedían que se exprese en defensa de la democracia y contra el
golpe militar.
Los hechos demuestran que una cosa es decir y otra hacer,
negándose Obama a recibir al Presidente hondureño Manuel
Zelaya
Es un hecho negativo y preocupante que pone en evidencia la complicidad
del gobierno de los EE.UU. en el golpe de Estado, que debemos
considerar una experiencia piloto de imponer nuevamente gobiernos
antidemocráticos, lo cual provoca un grave y peligroso
antecedente para todo el continente latinoamericano. Debemos recordar
los intentos de golpes de Estado en Venezuela, Bolivia y Haití,
como el conflicto de baja intensidad con el ataque de Colombia y EE.UU.
contra Ecuador.
El interrogante que surge, es si Obama, estaba o no enterado del golpe
militar en Honduras, país que tiene una larga y dolorosa
historia de dominación norteamericana, basta recordar al
“virrey” John Negroponte, embajador de los Estados Unidos
en Honduras y su activo rol en demoler gobiernos y apoyar a la
contrainsurgencia contra la Revolución Sandinista, en Nicaragua,
El Salvador y Guatemala y en la preparación, financiamiento y
penetración de los Contra y grupos paramilitares y policiales en
la región, como la instalación de bases norteamericanas
en territorio hondureño.
La herencia recibida por Obama del gobierno que le precedió es
pesada y llena de dificultades, como las guerras en Irak y
Afganistán, donde lo único que ha dejado la
invasión a esos países es hambre, destrucción y
muerte. Pérdidas cuantiosas, destrucción de la capacidad
económica y cultural, y el saqueo de los recursos naturales y
bienes de esos países son el resultado de la impunidad
jurídica de las fuerzas armadas de EE.UU., responsables de
crímenes de lesa humanidad.
El gobierno de Obama no pudo, hasta la fecha, avanzar en sus
intenciones y promesas electorales de erradicar la práctica de
la tortura y la degradación humana en las cárceles en Abu
Graib, en Irak y en Guantánamo, Cuba y cerrarlas definitivamente.
Es evidente que no tiene capacidad de revertir las políticas
implantadas por el gobierno de George Bush, y de otros gobiernos que le
precedieron, ni la posibilidad de cerrar esas cárceles que son
una ofensa a la humanidad.
Los escenarios han cambiado en el continente. Los gobiernos
latinoamericanos en la OEA asumen su responsabilidad de fortalecer los
procesos democráticos. Es necesario respaldar a los mandatarios
que han decidido acompañar a Zelaya a Honduras y reclamar sus
derechos.
Las Naciones Unidas y la comunidad internacional han repudiado el golpe
de Estado en Honduras y reclamado el regreso de Zelaya. Es necesario
que las organizaciones sociales, sindicatos, iglesias, movimientos
estudiantiles e intelectuales, medios de comunicación y redes
sociales e informativas, se sumen solidariamente para impedir la
instauración en Honduras o en cualquier otro país de
dictaduras militares.
Lo que ocurre hoy en Honduras nos afecta a todos y todas. Es necesario
redoblar los esfuerzo y reclamar a organismos financieros como el BM-
FMI-el BID y la Unión Europea, bloquear toda ayuda a la
dictadura hondureña, hasta la reposición en su cargo del
presidente Zelaya.
Los golpistas deben ser llevados ante la justicia, tanto civiles como
militares, empresarios y religiosos que son cómplices y han
avalado el golpe militar
El presidente Obama tiene aún muchas asignaturas pendientes con
los pueblos. Sabemos de las dificultades que tiene para lograr cambios
en la política de los EE.UU. Si no los asume con coraje y
decisión, terminará actuando como aquellos a quienes ha
criticado y han llevado a la grave situación que hoy vive ese
país, y al daño provocado a otros pueblos en el mundo. En
la situación hondureña se pondrá en evidencia si
está dispuesto defender la democracia y a asumir los cambios
prometidos o si todo fueron palabras vacías de contenido.
La iglesia católica debe pronunciarse con claridad y no con
actitudes de doble sentido, como lo expresado en nombre de la
Conferencia Episcopal Hondureña, por el Obispo Auxiliar y vocero
de Tegucigalpa Mons. Pineda, que recomienda que Zelaya no viaje a
Honduras y las evasivas sobre lo que se debe hacer frente al golpe de
Estado. El doble discurso y la falta de coraje esta presente en la
jerarquía eclesiástica.
Jesús siempre tuvo posiciones claras y concretas frente a las injusticias. Los obispos debieran aprender del Maestro.
La tierra atormentada de Honduras reclama la solidaridad de los pueblos
de América Latina y el mundo. Es necesario resistir en la
esperanza.
Buenos Aires, 5 de julio del 2009
Cooperación
World Coalition Against Torturers (WCAT)
International Rehabilitation Council for Torture Victims (IRCT)
Direccion del proyecto
Bianca Schmolze
Bianca Schmolze es administradora de empresas diplomada
y trabaja desde el ano 2002 en la Ayuda Medica para Refugiados. Despues
de ser responsable para la buzqueda de fondos ella esta la responsable
de la campana "Justicia es salud" desde 2004. Ademas tiene un mandato
del concejalía municipal de Bochum.
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Fax: +49-(0)234-9041381
(Martes y jueves)
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