Relator de la ONU
Verdad Abierta
Miércoles 12 de agosto de 2009
Obligar a las familias de víctimas de desaparecidos a reconocer
que sus familiares están muertos, como una forma para acceder a
beneficios del Estado y resolver líos jurídicos, fue
cuestionada por el Relator sobre Desaparición Forzada e
Involuntaria de Naciones Unidas.
“Ese concepto de muerte presunta por desaparición lo
cuestionamos absolutamente”, indicó Santiago Corcuera,
relator de las Naciones Unidas para casos de desapariciones forzadas.
“Es inhumano que un Estado le exija a un familiar que,
voluntariamente, reconozca la presunta muerte de su pariente para que
pueda acceder a algún recurso del Estado, recibir una
pensión, abrir un testamento o vender alguna propiedad”.
Un caso que muestra lo que está ocurriendo con las
víctimas de este delito es el de Juan Andrés
Mejía, un albañil de la ciudad. Su hijo Herney, de 22 de
años edad, fue retenido el 18 de diciembre de 2002 en su casa
del barrio El Salado de comuna 13 por un grupo paramilitar de las
Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), sin que hasta el momento se
conozca su paradero.
A Mejía, en su recorrido por las diferentes entidades estatales,
no solo le tocó lidiar con la complejidad del trámite
para colocar el denuncio, sino para reclamar eficiencia de las
autoridades para aclarar lo sucedido. El denunció que en la
Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía lo instaron a firmar un
documento en el que aceptaba que su hijo estaba muerto.
Juan Andrés se negó a firmar el escrito, pues, como
él mismo lo dice, “no está vendiendo un
animal”, sino buscando a su hijo. “Yo no estoy
detrás de la plata”, insiste. “Lo que quiero saber
es dónde está y desenterrarlo, para hacerle la sepultura
como debe ser”.
Corcuera estuvo en el Seminario Internacional Desaparición
forzada en América Latina realizado en Medellín y
organizado por la Universidad de Antioquia, el Movimiento Nacional de
Víctimas de Crímenes de Estado, la Corporación
Jurídica Libertad, la Corporación Voces Ciudadanas y el
Colectivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad. Al evento
asistieron especialistas de Guatemala, Perú y Colombia,
así como organizaciones de víctimas de todo el
país.
Al respecto, el Relator de la ONU cuestionó a todas aquellas
autoridades que impulsan a las familias a que, voluntariamente, le
soliciten a un juez la declaración de defunción de un
pariente desaparecido de manera forzada. “Es indignante”,
reiteró Corcuera Cabezut y le reclamó cambios al Estado
para que asuma este tipo de casos de manera adecuada.
Adriana Arboleda, integrante del equipo de abogados de la
Corporación Jurídica Libertad y defensora de derechos
humanos, sostiene que, en Colombia, ese recurso está consagrado
en el código civil y se aplicaba en casos de personas que, por
ejemplo, se ahogaban en un río y no volvían a aparecer:
“En esos casos, la familia apelaba al recurso de certificar la
muerte prematura por desaparecimiento para acceder a la pensión
de sobreviviente”.
Hasta antes del año 2000, la desaparición forzada no
estaba tipificada como delito en la legislación penal
colombiana, lo que admitía la figura excepcional de la muerte
prematura por desaparecimiento, aceptada por las familias y refrendada
por un juez. Pero a partir de la entrada en vigencia de la Ley 589 de
2000, que incluyó la desaparición forzada como delito en
el Código Penal colombiano, la invocación de la figura ya
no es necesaria.
“Por eso hoy es una barbarie jurídica y una barbarie
política la aplicación de la muerte prematura por
desaparecimiento”, asegura Arboleda. “Primero, porque el
delito ya existe; y segundo, porque según las normas
colombianas, habrá reparación individual a los familiares
de víctimas de desaparición forzada. Por lo tanto, no se
entiende que se deba demostrar la muerte de la persona, porque lo que
se está alegando justamente la desaparición
forzada”.
Para esta jurista, la exigencia denunciada es
“gravísima”. En últimas, “es
desaparecer nuevamente el delito de la desaparición forzada
porque cuando se acepta la muerte presunta por desaparecimiento la
víctima se asume como asesinada”.
Gloria Castaño, sicóloga clínica que trabaja con
mujeres víctimas de la comuna 13 de Medellín, indican que
esta situación es en extremo dolorosa para las familias que
tienen en sus hogares una persona desaparecida de manera forzada.
“He atendido mujeres que son conminadas por algunas autoridades
en la ciudad a que se olviden de sus familiares desaparecidos
forzadamente diciéndoles que lo tienen que hacer porque ya
están muertos”, relata la sicóloga, lo que a su
juicio es un agravante mental y físico para esas personas,
“pues los impulsan a dar por muerto a un pariente, cuando en
realidad se resisten a aceptar esa realidad”.
El problema evidenciado por los defensores de derechos humanos en
Medellín tiene, a juicio del Relator de la ONU, soluciones y uno
de los casos que presentó como modelo se aplica en Argentina,
donde la dictadura militar que ostentó el poder desde marzo de
1976 hasta diciembre de 1983 dejó más de 30.000
desaparecidos.
En ese país del sur del continente se creó el certificado
de “ausencia por desaparición forzada”, que da el
Estado a los familiares de la víctima de este crimen. “Con
ese documento, el Estado reconoce que desapareció a esa persona,
pide disculpas públicas y privadas, y le permite destrabar
aquellos líos jurídicos que se crearon después de
la desaparición de una persona”, explica el Oficial de ONU.
Este mecanismo le permite a las familias resolver problemas de
propiedades, cuentas bancarias, pensiones y distribución de
herencias, por ejemplo, sin que la víctima pierda su
condición de desaparecido forzado, diferente a lo que ocurre hoy
en Colombia. “Ese documento, no deja a las familias en el limbo
jurídico”, precisa el Relator.
En Colombia, la búsqueda de soluciones es apremiante, sobre todo
si se consideran las cifras, no siempre concretas, de las
víctimas de la desaparición forzada en el país. El
Comité Internacional de la Cruz Roja ha documentado en el
país 4.730 casos entre 1994 y 2008. Sin embargo, organizaciones
no gubernamentales como la Asociación de Familiares de Detenidos
y Desaparecidos (Asfaddes) tiene registrados más de 12.000
casos, mientras que la Fiscalía ha manifestado tener denuncias
de 7.200 personas.
Cooperación
World Coalition Against Torturers (WCAT)
International Rehabilitation Council for Torture Victims (IRCT)
Direccion del proyecto
Bianca Schmolze
Bianca Schmolze es administradora de empresas diplomada
y trabaja desde el ano 2002 en la Ayuda Medica para Refugiados. Despues
de ser responsable para la buzqueda de fondos ella esta la responsable
de la campana "Justicia es salud" desde 2004. Ademas tiene un mandato
del concejalía municipal de Bochum.
Tel.: +49-(0)234-9041382
Fax: +49-(0)234-9041381
(Martes y jueves)
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